CAMUCHIANDO LA CAMUCHI, por Ariel Corbat.

 


CAMUCHIANDO LA CAMUCHI

Camuchiando la camuchi
nos quedamos la mañana
de la lluvia interminable
gambeteando a Buenos Aires…
y su trajín.

Debería ser Ley Nacional
e inciso cons-ti-tu-cio-nal
el derecho inalienable
del hombre y la mujer
a guardarse en la cama,
camuchiando la camuchi,
las mañanas de llover.

Amagando despertar,
con un beso en la almohada,
ronroneando mushi mushi,
nos fuimos acurrucando
como hojas de enredadera
cuando el viento las golpea
al trepar la medianera.

Con las pestañas tan largas
abriendo a la complicidad,
se alza el arco de tu espalda
desde la nuca al bostezar.
Las sábanas, tus piernas, y…
La enormidad del cielo gris,
dicen “ahora”, dicen “aquí”.
Mientras tanto la garúa,
desgranándose sin prisa,
interpreta melodías
en el xilofón de cinc.

Camuchiando la camuchi
nos quedamos la mañana
de la lluvia interminable
gambeteando a Buenos Aires…
y su trajín.

Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.

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