EL OFICIO DEL VERDUGO, por Ariel Corbat.
EL OFICIO DEL VERDUGO
Ahorraré las palabras
que no dicen nada,
también las plegarias,
ya que sus almas son sordas
y culpables sus miradas torvas.
Somos lo que trae la tormenta
cuando ya nadie escarmienta,
el rayo y el trueno,
la horca al desenfreno:
la piedad, al fin de cuenta.
Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha.
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